Desparasitación de la tortuga

Los parásitos pueden invadir cualquier órgano o sistema de nuestra mascota.

La tortuga requiere ciertos cuidados como animal de compañía y, además de darle una correcta alimentación, tendremos que visitar al veterinario de forma regular para estar seguros de que goza de buena salud.

Los parásitos internos que afectan a los reptiles pueden ser protozoarios, cestodes, trematodes, acantocéfalos, nematodes, pentastómidos, mientras que entre los parásitos externos están los ácaros, garrapatas y algunos casos de infestación por larvas de dípteros. Poseen ciclos biológicos muy complejos, y en algunos casos el ser humano interviene en la cadena del parásito y lo convertirá en un hospedador accidental.

Los parásitos invaden todo tipo de órganos y sistemas y pueden estar en la cavidad bucal, esófago, estómago, intestinos, hígado y conductos biliares, riñón y uréteres, sangre o dentro de células, pulmones y piel… Es decir, en numerosos sitios, cada uno de ellos con diferentes condiciones en cuanto al pH y condiciones de oxigenación. A pesar de todo ello, estos inquilinos se han adaptado a cualquier ambiente y allí se reproducen y causan efectos nocivos a tu tortuga. Una buena revisión evitará alteraciones en tu mascota.

La enfermedad parasitaria puede alterar la salud del animal por sí misma. Por ejemplo, un alto contenido de parásitos intestinales puede desencadenar otras enfermedades. Si estos habitan en la cavidad bucal, habrá una posible predisposición de estomatitis ulcerativa. La acción del parásito, por ejemplo, puede provocar taponamiento del tubo digestivo o de un vaso sanguíneo, entre muchas otras patologías.

El diagnóstico de estas dolencias se puede realizar con los métodos usualmente utilizados en mamíferos o aves. Las técnicas de observación microscópica de muestras de materia fecal son las que más se utilizan en reptiles. Es importante distinguir el aspecto de la materia fecal (marrón o grisáceo), y de los uratos (blancos), que suelen acompañar a la misma.

También se emplea el examen de frotis sanguíneo coloreado u otras técnicas para diagnosticar parásitos hemáticos por técnicas inmunológicas o histoquímicas. En ocasiones, el hallazgo aparece en una necropsia o examen del animal fallecido, o como un descubrimiento fortuito en los casos de recogida de muestras y procesamiento de sangre en una visita ordinaria al especialista.

En las tortugas terrestres se encuentran varios parásitos, algunos de los cuales deben ser precozmente diagnosticados, ya que pueden causar la muerte del animal. Dentro de los protozoarios, un ejemplo es Entamoeba invadens, que es el agente causante de un cuadro caracterizado por una intensa inflamación del intestino delgado de los reptiles, afectando especialmente a los saurios, ofidios y quelonios.

Si posees dos o más tortugas, es necesario que lleves un control exhaustivo de su salud, puesto que si tienes un galápago enfermo, éste puede contaminar al compañero: el contagio se produce a través de unos quistes infectados eliminados al defecar. Es por ello por lo que es necesaria una observación total, ya que el reptil sano posiblemente ingerirá la materia fecal contaminada y, una vez ingerida, el quiste llegará a su intestino donde desarrollará el trofozoito, que se multiplicará invadiendo la mucosa intestinal y sus glándulas. Algunos de ellos se transforman en quistes y se eliminan por las heces, reiniciando de nuevo el ciclo infectivo.

La lesión que provoca es una intensa gastritis y una colitis ulcerativa, siendo el órgano más afectado el intestino delgado y parte del intestino grueso. El hígado y riñón se pueden encontrar inflamados. La sintomatología incluye anorexia, deshidratación, diarreas con sangre y olor penetrante. También es común la acumulación de gases en el intestino. La infección tiene una mortalidad cercana al 100%.

La tortuga tiene que pasar por un control sanitario que le realizará el veterinario para eliminar posibles parásitos que puedan desencadenar males futuros. Cualquier anomalía que detectes en tu animal de compañía se comentará al especialista para que determine adecuadamente el tipo de padecimiento que afecta a nuestra mascota y el tratamiento que debe recibir.

No existe el antiparásito ideal que actúe sobre todos los parásitos, tanto internos como externos. La combinación de un antiparásito contra protozoarios más un antiparásito contra cestodes o una droga con acción sobre nematodos es la combinación más eficaz para acabar con estos indeseables inquilinos que perjudican a tu tortuga.

En el caso de parásitos externos como los ectoparásitos, habrá que prestar atención a la presencia de garrapatas. Éstas se localizan en las zonas de piel más fina, sobre los miembros, cuello, cabeza y alrededores de la cloaca. También se pueden fijar sobre el caparazón.

Para erradicarlas se utilizan baños con insecticidas fosforatos. Tienes que tener cuidado y vigilar a tu tortuga, ya que la ingestión accidental puede provocar una intoxicación. Es muy importante que lo realice un profesional veterinario y por ningún motivo el dueño de la mascota. La frecuencia dependerá del tipo de parásito y el grado de lesión que cause. Si no existe la posibilidad de reinfectación por contacto con animales, se debe desparasitar al menos una vez al año y, en caso de contacto con otros animales, cada cuatro meses.

Fuente: Facilisimo.com.

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