Los beneficios de las mascotas para los niños

Convivir con un animal de compañía contribuye a crear valores y actitudes positivas.

De todos son conocidos los beneficios que aporta la convivencia con mascotas para los más pequeños, una convivencia que, a lo largo de las diferentes etapas de desarrollo, fomenta valores y conocimientos sobre la salud, la higiene o la alimentación.

Son muchas las investigaciones realizadas sobre la interacción entre niños y mascotas, estudios basados en la observación de estas interacciones y entrevistas con los más pequeños.

De este modo, estos estudios han concluido que los niños de entre dos y tres años tienen más posibilidades de empujar, golpear o agarrar a sus mascotas que los más mayores. De tres a cuatro años la conducta se vuelva hacia la caricia del animal y a partir de los cinco abrazan y masajean a sus animales, lo que establece relaciones sociales más empáticas. Son cambios de comportamiento que van surgiendo en paralelo a los cambios de desarrollo de los niños también en relación a sus padres, hermanos o amigos.

Los niños desarrollan con los animales actitudes como el amor, el afecto y el compañerismo que después traslada al trato con las personas, aunque existen otros como la propiedad y el entretenimiento que son exclusivos de su relación con las macotas.

Las mascotas aportan, además, muchos beneficios psicológicos a los niños, de hecho, los animales son muy útiles en psicoterapias infantiles. Por ejemplo, en la investigación con niños en edad preescolar, psicólogos de la Universidad Estatal de Oregon descubrieron que enseñar a los niños a cuidar un cachorro incrementa sus capacidades sociales para el futuro. Además, tener una mascota mejora la capacidad de los más pequeños para desarrollar habilidades tales como la responsabilidad, la empatía o comprender cómo se siente el animal, una empatía que puede después aplicarse en sus relaciones con otros niños.

En cuanto al trato con el perro en particular, se trata de una mascota que ejemplifica la lealtad, la fidelidad, la aceptación, la satisfacción ante pequeños regalos, y además enseña a los más pequeños a estar solos si es necesario y a adaptarse a las normas de convivencia del hogar. Respecto a la convivencia con un gato, éste muestra autonomía e independencia, además de capacidad de observación y actitudes de precaución.

La salud de los niños se ve beneficiada también por la convivencia con las mascotas, ya que reduce el estrés y por tanto su agresividad, mejora su autoestima, disminuye dolores de cabeza y alteraciones en el apetito, exige un aumento de la actividad física, regula el ritmo cardíaco y la tensión arterial, etc.

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