Cuántas veces se ha repetido esta imagen: niño o niña que pasa con sus papas por delante de una tienda de animales y quiere uno. El que sea. A veces un perro, otras un gato, puede que un hámster. Y aunque los padres en un principio digan que no, en muchas ocasiones acaban cediendo a la presión y a esos ojitos de pena que todos los pequeños saben poner. Si finalmente caemos, debemos tener en cuenta una serie de consejos que ayudarán a que la convivencia niños-mascotas sea lo más cómoda y saludable posible.
¿Cómo lograr una buena convivencia niños-mascotas?
La gran mayoría de consejos que os podemos dar, como vais a comprobar, tienen que ver con la salud porque, aunque mantengamos a nuestra mascota limpia al máximo, siempre será portador de parásitos, gérmenes o bacterias.
- Besar: es habitual que los niños besen a sus mascotas. Es una muestra preciosa de cariño, pero no demasiado saludable. Debemos evitar que nuestro hijo lo haga.
- Lavar las manos: muy importante. No podemos impedir al niño que acaricie al animal, es obvio. Por ello, hay que acostumbrarle a que se lave las manos siempre después de tocarle y, con mucha más razón, si se dispone a comer.
- Comida: seguimos con el alimento. Nunca se debe compartir comida con la mascota.
- Higiene: si importante es la higiene del propio animal, no menos lo es la de los lugares en los que está habitualmente, como el colchón, la jaula o donde duerma. También los recipientes en los que beba o coma y, por supuesto, el espacio en el que haga sus necesidades.
- Pelo y uñas: es bueno, y no sólo por estética animal, que cortemos las uñas y el pelo de nuestro animal frecuentemente.
- No molestar: dejando de lado los consejos para una buena convivencia niños-mascotas que tienen que ver con aspectos de salud, también hay otros que apuntan directamente al comportamiento de unos y otros. Es normal que el niño, sobre todo al principio, quiera estar todo el rato jugando, tocando y divirtiéndose con el animal, pero no puede ser así. Éste, como los humanos, necesita sus momentos de descanso y asueto. Nuestro hijo debe comprenderlo y respetarlo.
- Salir a pasear: si la mascota es un perro (y este consejo entraría de lleno en el bienestar de los propios padres) hay que acostumbrar al niño a que es él quién debe sacar a pasear al perro. Cuando es pequeño, lógicamente, saldremos con él. Pero si no le acostumbramos, ese perro que compramos para cumplir el sueño del niño, no será suyo, sino nuestro. Y lo peor es que nos encariñaremos del todo.
La convivencia niños-mascotas puede ser realmente plácida y saludable. Pero hay que tomar algunas medidas.