Aprendiendo a entender a la iguana

Son desconfiadas pero podemos llegar a hacernos sus amigos…

La iguana es cada vez más frecuente como mascota, no obstante, no son animales domésticos y, por lo tanto, su adaptación puede ser complicada. Hemos estado leyendo en Facilisimo.com un reportaje sobre su lenguaje corporal y ahora os trasladamos la información que hemos extraído para que aprendáis a entender a vuestro nuevo compañero.

En ocasiones la iguana puede ser un poco agresiva y se pueden producir ataques entrando en un círculo en el que la iguana ataca porque desconfía de su dueño y no establece contacto, y el dueño deja de acercarse por temor a los ataques.

Los ataques de las iguanas pueden deberse a dos causas. En primer lugar, puede ser por la falta de contacto con ella que se traduce en desconfianza. En segundo lugar, quizá lo más frecuente, es aquel rechazo que llega durante la época de reproducción (otoño para los machos y entre enero y marzo para las hembras), ya que los machos se vuelven más agresivos porque luchan por su territorio.

Para evitar estos ataques de la iguana hay que tener paciencia, dedicarles tiempo y cariño; debemos acostumbrarla a nuestra presencia para poder domesticarla, un proceso que requiere un trabajo continuado y pausado.

Lo primero que podemos hacer es entrar poco a poco en su territorio para que se vaya acostumbrando a nuestra presencia y para, después, empezar a tocarla. Para coger a la iguana, la apoyaremos sobre el brazo y para evitar sustos pondremos los dedos detrás del ángulo de su mandíbula inferior.

Lo que nunca tenemos que hacer es que varios machos compartan espacio, se pelearían, pero si enseñamos a la iguana a convivir con otros animales que haya en la casa puede convivir con ellos si llegan a conocerse y entenderse.

La comunicación de la iguana se centra en su lenguaje corporal ya que no emiten sonidos. Así, deberemos saber que si tiene las pupilas contraídas y mueve la cabeza de abajo a arriba, como diciendo que sí, posiblemente se está preparando para atacar ante una intromisión en su territorio. La cola es su principal arma de defensa.

Si, por otro lado, vemos a la iguana erguida, hinchando el cuerpo, se trata de una actitud agresiva y nos está advirtiendo: “aléjate”. Si se tumba con la cabeza apoyada en suelo y los ojos cerrados, está relajada y contenta.

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